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viernes, 18 de febrero de 2011

Alguien vela por ellos

Joanne, Nigeria
«Ayúdanos a prestar oído y dar una mano a quienes tienen necesidad». Esa fue nuestra oración antes de emprender nuestro viaje más reciente, en esta ocasión para ayudar a cuatro instituciones del estado de Kano. Se trataba de Shahuchi, un asilo de ancianos; Torrey Home, centro de rehabilitación para drogadictos y enfermos mentales; Dori, Hogar para niños impedidos; y Kano School, colegio para los sordos y ciegos. Aunque las necesidades de cada uno de ellos diferían, los cuatro tenían algo en común: sus carencias eran enormes.
El colegio de Kano para los sordos y ciegos es tanto el hogar como el colegio de 790 alumnos. Una donación importante de alimentos reabasteció su cocina, con lo que tanto los niños como los profesores tienen asegurada una buena alimentación. Cuando nos dispusimos a dar a los niños un gusto especial —paquetitos individuales de leche en polvo—, fue admirable cómo formaron en filas perfectamente ordenadas y esperaron en silencio su turno para recibir su preciada ración.
En Shahuchi, andaban muy desmoralizados cuando llegamos. Por lo visto, los internos estaban convencidos de que el mundo se había olvidado de ellos. Sin embargo, en cuanto nos pusimos a obsequiarles sábanas, jabón y leche a cada uno, nos devolvieron miradas de aprecio y grandes sonrisas, que aunque carecían de dientes, nos daban a entender cuánto apreciaban nuestra visita y nuestros regalos. Al cabo de unos minutos, nos parecía que fuéramos nosotros los beneficiarios, porque aquellos encantadores ancianos se desvivían por manifestar gratitud pese a las dificultades y achaques que afrontaban en su vejez.
Habiendo visto de primera mano la necesidad de esos cuatro centros, tenemos pensado seguir ayudándolos periódicamente para que al contribuir a generar los cambios duraderos que necesitan tengan una prueba tangible de que Dios sí los tiene en cuenta y vela por ellos.

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