Pearl (Sudáfrica)
Hacía como cinco meses que conocíamos a Glynda. Muchas veces nos había hablado del lamentable estado de su hermano y pedido que oráramos para que el Señor lo librara milagrosamente de la adicción al alcohol y la droga y lo transformara. También padecía una grave depresión. Luego de varios intentos de ayudarlo a encarrilar su vida, las esperanzas de Glynda se desvanecían lentamente.
«Sé que Dios puede ayudarlo», nos decía. «Mi hermano ya está postrado. Todo lo que tiene que hacer es abrir los ojos y aceptar a Jesús.» Se aferraba a la idea de que Dios lo podía cambiar y dependía de nuestras frecuentes oraciones por su hermano y por ella.
Glynda había empezado a leer Conéctate poco después de conocernos. Con frecuencia afirmaba: «Los artículos son estupendos, cada número trae algo para mí.»
Lo que no imaginó fue que el número de enero de 2005 sería la respuesta a sus oraciones. Un día que fuimos a verla, casi no podía contener las lágrimas de lo contenta que estaba. La revista de ese mes, que trata de las adicciones, le había ayudado a su hermano a dar un vuelco a su vida. Glynda la había dejado sobre la mesa de noche con la esperanza de que la leyera y obtuviera la ayuda que tanto necesitaba. Así fue. Se la leyó de cabo a rabo y le ayudó mucho. Ahora, después de años desempleado, tiene trabajo y dejó de ser esclavo de fuertes adicciones. Una vez conectado, desea emprender una nueva vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario