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viernes, 18 de febrero de 2011

Curación emocional de los niños

TAILANDIA

Pat y Mike
Ha comenzado el proceso de curación y reconstrucción. Para muchos, reconstruir lo que quedó de sus vidas es una tarea lenta y dolorosa. Sin embargo, en medio de la tragedia, hay un rayo de esperanza. Nuestras experiencias en las provincias del sur más afectadas por el maremoto nos han demostrado de forma muy clara que no hay dificultad que no pueda superarse ni obstáculo que no pueda sortearse si se manifiesta suficiente amor. Por honda que sea la pena, por desesperanzada que se vea la situación, por enredado que sea el embrollo, el amor lo resuelve todo si se aplica en medida suficiente.
En una de nuestras visitas al sur nos topamos con una aldea que había sido duramente castigada por el maremoto, pese a lo cual, no había recibido mucha ayuda a causa de lo apartado de su ubicación. Apreciaron mucho nuestra visita, las provisiones que llevamos y las actividades que organizamos para los niños. Los padres casi lloraban al ver a sus hijos contentos y pasándolo tan bien después de haber sufrido tanto.
El colegio al que asistían había quedado destruido. Habían levantado una carpa grande y la habían dividido en unas aulas improvisadas. La mayoría de sus casas todavía estaba en pie, pero todo lo que había en ellas había sido arrasado por las olas, por lo que prácticamente habían perdido todas sus pertenencias. Aunque las provisiones que llevamos apenas si hacían mella en su acuciante necesidad, nos recibieron con gratitud, abrazos y lágrimas de alegría. Saber que no habían quedado en el olvido y que alguien se interesaba por ellos era lo más importante para la mayoría de esas personas.
Gracias a los Ministerios Conéctate de EE.UU., se consiguió patrocinar colecciones de videos del El desván del tío Iván, CD interactivos y libros de cuentos para 25 colegios. Uno de los colegios que visitamos en Phang Nga perdió a 50 alumnos en el tsunami. Como ello afectó profundamente a los demás niños, nos propusimos hacer algo para levantarles el ánimo. Por medio de la música, los juegos y pequeñas representaciones teatrales subrayamos la importancia de pensar positivamente y buscar motivos por los que estar agradecidos y contentos por mala que fuera la situación, y ayudar a los demás a hacer lo mismo.
Más tarde nos reunimos con los docentes de ese colegio y de otros siete colegios de la zona para obsequiar a los representantes de cada uno un juego completo de nuestros materiales didácticos para niños y explicarles cómo emplearlos y de qué forma los beneficiarán. Les leímos artículos enriquecedores sobre temas espirituales y luego pasamos un rato conversando personalmente con ellos. Todos habían percibido los efectos del tsunami en sus alumnos y quedaron muy motivados y animados con los testimonios que les contamos. Los incentivó mucho para ejercer una influencia positiva en la vida de los niños en aquellos momentos tan difíciles. Muchos de los docentes mismos también habían sufrido tragedias personales y necesitaban que alguien les prestara un oído comprensivo.
Todavía queda mucho que hacer. La reconstrucción, tanto física como emocional, tomará tiempo, pero ha sido una experiencia hermosa ver la fuerza del amor —el amor de Dios transmitido entre corazones—, llegar a todos aquellos espíritus quebrantados y saber que aunque nuestro aporte parezca insignificante, ha transformado muchas vidas y renovado la esperanza, la fe y el valor en muchos. Damos las gracias de corazón a todos los que apoyaron nuestras iniciativas de ayuda humanitaria, ya sea por medio de oraciones o de ayuda material. Que Dios los bendiga.
Breve descripción de otras labores:
* Conseguimos patrocinios y apoyo de amigos y empresarios para la iniciativa de ayuda a los damnificados.
* Prestamos asistencia en la municipalidad, donde se coordinaron los primeros esfuerzos de socorrismo. Hicimos de intérpretes para los extranjeros afectados por la catástrofe.
* Visitamos hospitales. Recorríamos los diversos pabellones para conversar con los sobrevivientes, que nos contaban testimonios desgarradores. Les cantábamos y les brindábamos palabras de aliento y oraciones para que recobraran la esperanza y el ánimo y alcanzaran la salvación.
* Prestamos asistencia en la guardería, y empleamos canciones, juegos, videos de El desván del tío Iván y otras actividades para levantar el ánimo a los niños.
* Visitamos las zonas más afectadas, entre ellas, algunas aldeas que aún no habían recibido ninguna ayuda, y llevamos ropa, alimentos, artículos de tocador y de hogar, sábanas, mantas, zapatos y, como es natural, palabras de consuelo y esperanza.
* En los próximos meses nos concentraremos en ayudar a los aldeanos a rehacer su vida y reconstruir su flota pesquera.

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